Espero la disfruten...con ustedes..."MACE!":
Domingo, 5 de abril de
1959
Hoy
decido escribir lo que me ha estado sucediendo en las últimas noches. No he
podido contárselo a nadie y, tal vez, de esta forma pueda liberar un poco la
preocupación de mi mente.
Me
encontraba recostado en mi cama, una noche tormentosa, los relámpagos se
proyectaban sobre mi ventana. Me sumergía en mis pensamientos en la oscuridad;
lo que me había sucedido ese día, mi novia, entre otras cosas… Estaba comenzado
a dejarme vencer por el sueño cuando, sin aviso, mis pensamientos cambiaron
completamente. Empecé a contemplar horribles imágenes en mi mente, personas
gritando, grandes y deformes rostros se cruzaban flotando en una tormenta de
fuego, parecían pedir ayuda. Exaltado, abrí mis ojos, observé tan solo oscuridad,
solo rota por el resplandor de algunos lejanos relámpagos, me tranquilicé un
poco y pude conciliar el sueño, no sin dificultad.
En
las dos noches siguientes el hecho se repitió, lo extraño es que aún la
tormenta no se disipaba y parecía recobrar fuerza durante la noche.
En
la tercera noche, no pude dormir, esos pensamientos e imágenes que no podía
controlar aparecían con más realismo cada vez pero, al abrir los ojos,
desaparecían.
En
la siguiente noche, no pude resistir el cansancio y me dormí, a pesar de esas
imágenes en mi mente, lo que pasó después aún no sé si fue sueño o realidad. Me
despertaba en medio de la noche, me sentaba en mi cama con la habitación a
oscuras, un ruido extraño me había hecho abrir los ojos. Era similar a algo
entre pasos y pequeños golpes hechos sobre alguna clase de instrumento de
madera, pero por alguna razón me pareció que componían una melodía un tanto
siniestra. Me levanté de mi cama, no sin sudar de terror, y abrí la puerta de
mi dormitorio…vi algo…una figura humana o casi humana, no la puedo recordar
debido a que apenas la divisé me encontré nuevamente en mi cama, sudoroso y
agitado. En ese momento, supuse que había sido una pesadilla.
Esto
sucedió hace unas semanas atrás, desde entonces este sueño ha ocurrido
esporádicamente casi sin cambios.
Martes, 14 de abril de
1959
Hoy vuelvo a escribir porque
anoche fue totalmente escalofriante.
Me encontraba en mi cama, cerca
de la medianoche, disfrutaba de la lectura de uno de mis libros favoritos,
Crucifax, bebiendo una taza de café, cuando estaba dispuesto a abandonar la
historia contada por el autor, algo me inquietó. De repente comenzó a llover
intensamente, los relámpagos iluminaban la habitación como pocas veces. Me
levanté a cerrar mi ventana, me aproximé a ella, al ver hacia la calle divisé,
bajo el manto de agua que caía, una figura al otro lado de la acera. Me pareció
familiar y me observaba, no podía distinguir su rostro pero, de alguna forma,
sus ojos me inquietaron. Rápidamente bajé la persiana y me recosté tratando de
no darle importancia a la que seguramente había sido una invención de mi
imaginación. Unos minutos después alguien golpeaba mi puerta, supuse que sería
mi madre. Me levanté en la oscuridad y la abrí, para mi asombro y desconcierto,
no había nadie allí. Me volteé para volver a mi cama y allí estaba, parado
frente a mí, esa persona de la calle goteando el agua de lluvia que aún tenía
en el piso de mi habitación. Era alto, casi de dos metros de altura, con largos
cabellos cenizas, ojos color fuego y vestido con un sobretodo negro que lo
cubría hasta los pies. Quedé paralizado…pero al mirarlo a los ojos un extraño
sentimiento de tranquilidad se apoderó de mí. Estuvimos unos segundos, que a mi parecer
fueron horas, hasta que finalmente pude hablar. Le pregunté que quién era, que
qué hacía en mi habitación. Se tomó su tiempo para contestar, pareció una
eternidad, me dijo, con voz ronca y lejana: “Soy tu amigo, un buen amigo, tú me
has llamado y lo sabes.” No supe a qué se refería y de repente, mi mente se
iluminó y recordé al diabólico personaje de mi libro, Mace, el que lograba
dominar a los jóvenes presentándose como su “amigo”. Con voz temblorosa le
pregunté si él era Mace y…se fue, simplemente desapareció dejando un extraño
aroma en el aire, un aroma muy similar al de la marihuana.