Fumando un cigarrillo,
copa de vino como compañía,
música que acompaña mi soledad.
El amor tan sólo desaparece.
El fondo blanco, con sus letras negras.
Soledad y silencio, todo lo que hay.
La luz agresiva del monitor,
mientras escribo esto que estas leyendo.
Pensando...soñando,
con amores pasados,
con corazones rotos en mil pedazos.
Aún recuerdo a sus ojos grises mirándome,
aún está presente su cara al hacer el amor.
Sus ojos clavados en los míos
mientras compartíamos el día y la noche.
Hace tanto, más de un año que te has ido.
Aún recuerdo cuando partí y te dejé allí,
después de nuestra última discusión.
Aún recuerdo la despedida sin beso,
con un abrazo.
Todavía recuerdo el día que tenías que subirte a tu vuelo.
En mi mente, todavía está ese último adiós,
que dolió como si me arrancaran el corazón.
Todavía me pregunto que será de tu vida.
Todavía duele como me borraste de tu corazón.
La frialdad de la última charla.
Fui un tonto al enamorarme de vos,
de pensar que el amor era para siempre.
Has desaparecido, sin dejar rastro.
No sé que será de tu vida,
ya no tengo forma de saberlo.
A miles de kilómetros de distancia,
no creo que aún me recuerdes.
Feel my world shake... Feel my existence crumble... Feel my agony within... Feel Me.
3 ago 2016
Nunca más
Aquí estoy,
en la oscuridad y silencio de mi habitación,
mil pensamientos a la velocidad de la luz,
no me dejan lugar a detenerme,
la sonrisa no lucha por salir.
Noche sombría todo a mi alrededor,
la soledad de la noche me comienza a embriagar,
no puedo enfrentar esta oscuridad.
Pensando en tantas cosas,
todas a la vez,
atacan mi mente,
hacen temblar mi corazón,
hacer llover en mis ojos.
Vuelvo a escribir después de mucho tiempo,
vuelvo a sentir la tristeza alrededor de mi alma,
no necesito a nadie que me ayude,
no necesito a nadie que me salve,
la salvación está tan lejana ahora.
Condenado a mi vida,
condenado a sentirme así por siempre.
No puedo encontrar la felicidad en este mundo tan frío.
Escucho las teclas del teclado,
ese sonido tan frío al presionarlo,
esa soledad, esa música que es la única que me acompaña,
La vida, a veces, parece tan inútil,
es un capricho de la muerte,
sentir la vida,
sólo para sufrir,
sólo para anhelar dejarla.
No puedo sentirme nunca más.
No quiero seguir sintiéndome...nunca más.
en la oscuridad y silencio de mi habitación,
mil pensamientos a la velocidad de la luz,
no me dejan lugar a detenerme,
la sonrisa no lucha por salir.
Noche sombría todo a mi alrededor,
la soledad de la noche me comienza a embriagar,
no puedo enfrentar esta oscuridad.
Pensando en tantas cosas,
todas a la vez,
atacan mi mente,
hacen temblar mi corazón,
hacer llover en mis ojos.
Vuelvo a escribir después de mucho tiempo,
vuelvo a sentir la tristeza alrededor de mi alma,
no necesito a nadie que me ayude,
no necesito a nadie que me salve,
la salvación está tan lejana ahora.
Condenado a mi vida,
condenado a sentirme así por siempre.
No puedo encontrar la felicidad en este mundo tan frío.
Escucho las teclas del teclado,
ese sonido tan frío al presionarlo,
esa soledad, esa música que es la única que me acompaña,
La vida, a veces, parece tan inútil,
es un capricho de la muerte,
sentir la vida,
sólo para sufrir,
sólo para anhelar dejarla.
No puedo sentirme nunca más.
No quiero seguir sintiéndome...nunca más.
8 jul 2016
Mi Lado Oscuro
Tuve una relación con alguien hace un tiempo, como habrán notado los que entran a mi blog ocasionalmente, la cual criticaba mis escritos, mi forma de pensar. Decía que era muy negativo, oscuro, que no podía pensar así.
Lo que nunca entendió es que mi blog, lo que escribo, es mío y forma parte de mi. Una porción de mí que surje aquí, en las sombras de la internet.
Todos tenemos esta parte, ninguna persona es tan...simple, tenemos nuestros odios reprimidos, nuestra negatividad en algunos aspectos. Nunca comprendió que yo la dejo salir...aquí, donde el que quiere puede leerme, interpretarme, como lo desee, no es algo que me importe demasiado si alguien se forma una imagen de mi por mis escritos. Sólo conocerá esa faceta de mi persona y nada más. Nadie es simple, pero tampoco somos tan complejos.
Existe lo bueno, lo malo, conviviendo en cada uno de nosotros. Nadie es enteramente blanco o enteramente negro. El que lo vea así, creo que posee una visión demasiado estrecha o simplista de lo que es una persona en su conjunto.
Puede desagradar lo que escribo, o no, pero eso no puede llevar a juzgarme.
Nadie puede juzgar a otro, somos seres distintos, con vivencias distintas, con formas de ver la vida distintas. Pero de lo que si estoy seguro, es que todos ustedes, que me están leyendo, tienen este lado oscuro que yo reflejo en mis entradas, sólo que tal vez, algunos no desean verlo. O no pueden ser capaces de enfrentarlo o, tal vez, les de miedo dejarlo salir.
Yo soy capaz de sentir la dicha en los momentos que soy feliz, como así también, puedo ser la persona más oscura en los momentos en los que la vida me golpea.
La diferencia radica, en que lo que suelo demostrar aquí, es lo más profundo de mi dolor, la cara detrás de la máscara, la que la sociedad no quiere ver, porque está prohibido ser infeliz, está mal sentirse mal.
Lo que nunca entendió es que mi blog, lo que escribo, es mío y forma parte de mi. Una porción de mí que surje aquí, en las sombras de la internet.
Todos tenemos esta parte, ninguna persona es tan...simple, tenemos nuestros odios reprimidos, nuestra negatividad en algunos aspectos. Nunca comprendió que yo la dejo salir...aquí, donde el que quiere puede leerme, interpretarme, como lo desee, no es algo que me importe demasiado si alguien se forma una imagen de mi por mis escritos. Sólo conocerá esa faceta de mi persona y nada más. Nadie es simple, pero tampoco somos tan complejos.
Existe lo bueno, lo malo, conviviendo en cada uno de nosotros. Nadie es enteramente blanco o enteramente negro. El que lo vea así, creo que posee una visión demasiado estrecha o simplista de lo que es una persona en su conjunto.
Puede desagradar lo que escribo, o no, pero eso no puede llevar a juzgarme.
Nadie puede juzgar a otro, somos seres distintos, con vivencias distintas, con formas de ver la vida distintas. Pero de lo que si estoy seguro, es que todos ustedes, que me están leyendo, tienen este lado oscuro que yo reflejo en mis entradas, sólo que tal vez, algunos no desean verlo. O no pueden ser capaces de enfrentarlo o, tal vez, les de miedo dejarlo salir.
Yo soy capaz de sentir la dicha en los momentos que soy feliz, como así también, puedo ser la persona más oscura en los momentos en los que la vida me golpea.
La diferencia radica, en que lo que suelo demostrar aquí, es lo más profundo de mi dolor, la cara detrás de la máscara, la que la sociedad no quiere ver, porque está prohibido ser infeliz, está mal sentirse mal.
7 jul 2016
Corey Taylor - Snuff - Increible versión
Versión increíble de este tema de un corazón destrozado. El sentimiento en la interpretación se puede palpar y quién haya pasado por una situación así, va a sentir como el corazón empieza a latir suavemente con el sufrimiento hasta cabalgar por la ira y el odio.
12 jun 2016
Somos la generación que no quiere relaciones
Lean esto, es impresionante. Tanta verdad escrita en unos
párrafos. Es tan cierto. Tantas frases me suenan tan conocidas. he vivido esto.
Somos tan pocos los que creemos que amar es esfuerzo, es brindarse de verdad.
Es una pena que las nuevas generaciones piensen como piensan....
"Queremos una segunda taza de café para las fotos que
subimos a Instagram los domingos por la mañana, otro par de zapatos en nuestras
fotos artísticas de pies. Queremos poner en Facebook que tenemos una relación
para que todo el mundo pueda darle a "me gusta" y poner un
comentario, queremos una publicación digna del hashtag #parejaperfecta.
Queremos tener a alguien con quien ir de brunch los domingos, con quien
quejarnos los lunes, con quien comer pizza los martes y que nos desee buenos
días los miércoles. Queremos llevar acompañante a las bodas a las que nos
inviten (¿Cómo lo habrán hecho? ¿Cómo habrán conseguido un felices para
siempre?). Pero somos de la generación que no quiere relaciones.
Buceamos por Tinder en un intento de encontrar a la persona
adecuada. Como si tratáramos de hacer un pedido a domicilio de nuestra alma
gemela. Leemos artículos como Cinco maneras de saber que le gustas o Siete
formas de gustarle, con la esperanza de ser capaces de moldear a una persona
para tener una relación con ella, como si de un proyecto de artesanía que hemos
visto en Pinterest se tratase. Invertimos más tiempo en nuestros perfiles de
Tinder que en nuestra personalidad. Y aun así no queremos tener una relación.
Hablamos y escribimos mensajes de texto, mandamos fotos o
vídeos por Snapchat y tenemos conversaciones subidas de tono. Salimos y
aprovechamos la happy hour, vamos a tomar un café o a beber cerveza; cualquier
cosa con tal de evitar tener una cita de verdad. Nos mandamos mensajes para
quedar y mantener una charla insustancial de una hora solo para volver a casa y
seguir manteniendo una charla insustancial mediante mensajes de texto. Al jugar
mutuamente a juegos en los que nadie es el ganador, renunciamos a cualquier
oportunidad de lograr una conexión real. Competimos por ser el más indiferente,
el de la actitud más apática y el menos disponible emocionalmente. Y acabamos
ganando en la categoría el que acabará solo.
Queremos la fachada de una relación, pero no queremos el
esfuerzo que implica tenerla.
Queremos cogernos de las manos, pero no mantener contacto
visual; queremos coquetear, pero no tener conversaciones serias; queremos
promesas, pero no compromiso real; queremos celebrar aniversarios, pero sin los
365 días de esfuerzo que implican. Queremos un felices para siempre, pero no
queremos esforzarnos aquí y ahora. Queremos tener relaciones profundas, pero
sin ir muy en serio. Queremos un amor de campeonato, pero no estamos dispuestos
a entrenar.
Queremos alguien que nos dé la mano, pero no queremos darle a
alguien el poder para hacernos daño. Queremos oír frases cutres de ligoteo,
pero no queremos que nos conquisten... porque eso implica que nos pueden dejar.
Queremos que nos barran los pies, pero, al mismo tiempo, seguir siendo
independientes y vivir con seguridad y a nuestro aire. Queremos seguir
persiguiendo a la idea del amor, pero no queremos caer en ella.
No queremos relaciones: queremos amigos con derecho a roce,
"mantita y peli" y fotos sin ropa por Snapchat. Queremos todo aquello
que nos haga vivir la ilusión de que tenemos una relación, pero sin tener una
relación de verdad. Queremos todas las recompensas sin asumir ningún riesgo,
queremos todos los beneficios sin ningún coste. Queremos sentir que conectamos
con alguien lo suficiente, pero no demasiado. Queremos comprometernos un poco,
pero no al cien por cien. Nos lo tomamos con calma: vamos viendo a dónde van
las cosas, no nos gusta poner etiquetas, simplemente salimos con alguien.
Cuando parece que la cosa empieza a ir en serio, huimos. Nos
escondemos. Nos vamos. Hay muchos peces en el mar. Siempre hay más
oportunidades de encontrar el amor. Pero hay muy pocas de mantenerlo hoy en
día...
Esperamos encontrar la felicidad. Queremos descargarnos a la
persona perfecta para nosotros como si fuera una aplicación nueva; que puede
actualizarse cada vez que hay un fallo, guardarse fácilmente en una carpeta y
borrarse cuando ya no se utiliza. No queremos abrirnos; o, lo que es peor, no
queremos ayudar a nadie a abrirse. Queremos mantener lo feo tras una portada,
esconder las imperfecciones bajo filtros de Instagram, ver otro episodio de una
serie en vez de tener una conversación real. Nos gusta la idea de querer a
alguien a pesar de sus defectos, pero seguimos sin dejarle ver la luz del día a
nuestro auténtico yo.
Sentimos que tenemos derecho al amor, igual que nos sentimos
con derecho a un trabajo a jornada completa al salir de la universidad. Nuestra
juventud repleta de trofeos nos ha enseñado que si queremos algo, merecemos
tenerlo. Nuestra infancia rebosante de películas Disney nos ha enseñado que las
almas gemelas, el amor verdadero y el felices para siempre existen para todos.
Y por eso no nos esforzamos ni nos preguntamos por qué no ha aparecido el
príncipe o la princesa azul. Nos cruzamos de brazos, enfadados porque no
encontramos a nuestra media naranja. ¿Dónde está nuestro premio de consolación?
Hemos participado, estamos aquí. ¿Dónde está la relación que merecemos? ¿Dónde
está el amor verdadero que nos han prometido?
Queremos a un suplente, no a una persona. Queremos un
cuerpo, no una pareja. Queremos a alguien que se siente a nuestro lado en el
sofá mientras navegamos sin rumbo fijo por las redes sociales y abrimos otra
aplicación para distraernos de nuestras vidas. Queremos mantener el equilibrio:
fingir que no tenemos sentimientos aunque seamos un libro abierto; queremos que
nos necesiten, pero no queremos necesitar a nadie. Nos cruzamos de brazos y
discutimos las reglas con nuestros amigos, pero ninguno conoce el juego al que
estamos intentando jugar. Porque el problema de que nuestra generación no
quiera relaciones es que, al final del día, sí que las queremos."
Este post fue publicado originalmente en la edición
estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Lara
Eleno Romero.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)